La amistad después de los 30

En primer curso, los pupitres del aula eran dobles. Varias columnas de niñas emparejadas formaban mi salón de clases en el María Auxiliadora. Mi compañera de asiento ese año fue Diana. Una niña flaquísima, ordenada casi al borde de la obsesión. Ella fue la primera persona en ayudarme en una lección, sin que yo se lo pidiese. Ella me arrastró a su forma de ver el mundo, una cartita a la vez.

El miércoles pasado Diana vino a mi casa, hicimos un postre y jugó con mi hija. A veces pienso que nuestra amistad de tantos años es una coincidencia cósmica: estuvimos en el lugar correcto en el momento correcto, pero el universo solo nos dio una chispa, el resto tiene mucho que ver con haber crecido juntas.

Hay una hermosa etapa de la vida en la que lo único que se necesita para cultivar una amistad sincera es saberte las mismas canciones tontas, bailar en un balcón y descubrir las maravillas de compartir una jarra de Trópico con Tang de naranja. Rodábamos en un oleaje de primeras veces, con tiempo de sobra y la emoción descontrolada de posicionarnos en el mundo.

Sin embargo, mientras nos acercamos a los 30, esa sensación de que la vida nos tiene muchas sorpresas por delante se diluye, las prioridades cambian y nos perdemos en horarios y obligaciones, ya no basta el alcohol (aunque ayuda), ni los gustos similares, ni compartir el mismo espacio físico, ahora somos más exigentes.

Nunca deja de llegar gente a nuestra vida, conversaciones fluyen, chistes van, chistes vienen, compartes alitas picantes con alguien después del trabajo, otros amigos nos presentan a  sus amigos, tenemos 40 diferentes grupos de whatsapp, saludamos a los padres de los amigos de nuestros hijos y «socializamos» por redes sociales, pero amigos de esos que puedes llamar en un momento de crisis, con los que no te daría vergüenza llorar, esos son escasos.

Y llegan a ser aún menos, quienes, luego de una interacción del tipo: «Hagamos algo un día de estos», cumplen.

¿Presupuesto para salir a comer? Decente ¿Tiempo para una salidita? Arreglable ¿Gente disponible? Siga participando.

Un estudio, estima que a partir de los 25 años, empezamos a perder considerablemente el contacto con nuestros amigos:

«La gente se enfoca mucho más en ciertas relaciones y en mantener esas relaciones, puedes mantener contacto con nuevos miembros dentro de tu propia familia pero el círculo casual se reduce».

Una vez que has tomado la decisión de quienes son las personas apropiadas en tu vida, sientes que puedes descansar en la búsqueda de nuevas amistades. Esto se complica aún más si se tienen hijos. ¿Es la solución entonces rendirnos ante nuestras necesidades sociales? En absoluto, los seres humanos somos seres que necesitamos compartir con otros, solo hay que meterle mucho más esfuerzo que antes.

En una década  (los 30) llena de retos, decisiones y stress, los amigos de ver cara a cara y no solo a través de la pantalla de un celular son importantes. Pero pensar en hacer amigos nuevos a esta edad da un poco de miedo y ansiedad. Todo se vuelve más difícil sin la simpleza de tener un juguete extra que intercambiarle a otro niño por un tiempo de juego, como lo hace mi hija con diferentes niños cada día cuando salimos al parque.

Dar ese primer paso requiere valentía, una valentía que yo no tengo; pero que afortunadamente otros han tenido.

Ese miércoles con Diana, salimos a comer con una amiga nueva. Alguien que se animó a extenderme su amistad solo porque se identifica con mis palabras. Y fue un poco como volver a tener una cita, con la anticipación del resultado final y la emoción de nuevas experiencias. Horizontes se expandieron, libros se recomendaron, historias se compartieron y hubo Nutella; directo al top de mejores citas.

Mi visión se aclara, y aún con la problemática de las nuevas amistades en mente, puedo ver que hay oportunidades aún en mi camino, pocas, pero brillantes. A mi edad la cantidad es nada versus la calidad; pues me conozco, me he descubierto y sé qué cosas funcionan para mi.

Puedo darme el gusto de escoger bien a las personas de las que decido rodearme: manipuladores, egocéntricos, reinas (o reyes) del drama, apáticos y demás; simplemente no pasan el proceso de selección.

 

4 comentarios en “La amistad después de los 30”

  1. Awwww right back at ya! Pasamos lindo… yo creo que compartir nuestro tiempo -que siempre es demasiado corto- con gente interesante, vieja o nueva, es una de las cosas más divertidas y enriquecedoras que podemos hacer! Repitamos, pls! Esta vez con vinitos!

  2. Rayos, yo ando en los 24 y desde hace un año siento eso. La magia de la interaccion se pierde de a poco, tanto con los conocidos como con las personas por conocer. Es como que ya «conoces todo lo que te puede ofrecer una persona» y enrutinas las charlas y momentos. Al final supongo que es como dices, hay que tener la valentia de salir del loop.

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